El gobierno de Javier Milei rechazó un documento orientado a la lucha contra enfermedades no transmisibles y quedó en minoría frente a la mayoría de los países.
Argentina se alineó con Estados Unidos y votó en contra de una declaración histórica de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) destinada a combatir las enfermedades no transmisibles y promover la salud mental. De esta manera, el país quedó en minoría frente al resto de la comunidad internacional, incluso ante aliados como Israel.
«Con el rechazo de Estados Unidos y Argentina, el resto de los líderes mundiales adoptaron una declaración histórica sobre salud», tituló la OMS en un artículo publicado en su portal oficial, donde dio detalles de lo ocurrido durante la última Asamblea General.
Durante esa sesión, solo estos dos países votaron en contra del documento titulado «Equidad e integración: transformar vidas y medios de subsistencia mediante el liderazgo y las medidas en materia de enfermedades no transmisibles y la promoción de la salud mental y el bienestar». La declaración fija metas concretas hacia 2030 y propone un enfoque renovado de las políticas sanitarias tras la pandemia de Covid-19.
Según explicó la ONU, Estados Unidos se opuso al texto porque reconoce derechos como el acceso a la salud sexual y reproductiva y plantea la necesidad de incorporar una perspectiva de género, al señalar que las mujeres cargan de manera desproporcionada con las enfermedades no transmisibles debido a su rol como cuidadoras. Ambos puntos colisionan con los lineamientos ideológicos de la administración de Donald Trump. «Argentina también votó en contra», precisó el organismo.
La postura del gobierno de Javier Milei se inscribe en una serie de decisiones adoptadas en sintonía con Estados Unidos en materia de salud pública. Entre ellas, se destaca la salida de Argentina de la OMS, anunciada luego de que Trump impulsara una medida similar.
En mayo pasado, tras formalizarse la renuncia al principal organismo sanitario internacional, el presidente recibió en la Casa Rosada al secretario de Salud de Estados Unidos, Robert Kennedy, conocido por sus posiciones antivacunas. Luego de ese encuentro, el funcionario norteamericano habló de la posibilidad de avanzar hacia un «sistema de salud internacional alternativo» y defendió la decisión de ambos países de abandonar la OMS.



