DIÁLOGOS DE WALL STREET: LA FED DECIDE SOBRE LAS TASAS, LO QUE DESCUENTA EL MERCADO Y LO QUE GENERA TENSIÓN

Wall Street anticipa una nueva baja de tasas cortas, pero las tasas largas vuelven a escalar y exponen tensiones más profundas. Divisiones internas en la Reserva Federal, señales cruzadas desde el Tesoro de EEUU y el impacto que tiene la disputa por la sucesión de Jerome Powell en la reacción del mercado de bonos.

Expectativa global mientras la FED se prepara para una decisión clave sobre tasas.

Expectativa global mientras la FED se prepara para una decisión clave sobre tasas.

Periodista: Estamos en la antesala de la decisión sobre tasas de la Fed. Nunca se discutió tanto una definición. No, públicamente y con tantos oradores.

Gordon Gekko: El propio Jay Powell nos avisó ni bien terminó el mitin de octubre. “Estamos profundamente divididos”, dijo, refiriéndose a la definición de diciembre. El desenlace no puede darse por sentado de antemano, advirtió.

P.: Después de dos bajas de tasas consecutivas, en septiembre y octubre, una tercera completaría el derrotero de la hoja de ruta prevista. Eso es lo que sugería el mapa de puntos oficial. Lo que Powell dijo es que esa tercera rebaja había entrado en una fuerte discusión interna.

G.G.: Discusión que presenciamos a lo largo de noviembre con toda intensidad. No fue un secreto a voces. Asistimos a un desfile de presidentes de distrito exponiendo los argumentos para tomarse un respiro en diciembre.

P.: Hasta que habló John Williams, de la Fed de Nueva York. Ahí se marcó un antes y un después. Los mercados ya se habían resignado a que la Fed salteara la reunión sin tocar las tasas. Pero Williams reinstaló la baja como el escenario más probable.

G.G.: No se entiende por qué si no se menciona que la resignación de los mercados produjo una caída pronunciada de su estado anímico y de las cotizaciones. Williams fue un bombero que corrió a apagar un incendio ni bien observó los primeros chispazos.

P.: Williams devolvió la esperanza de un recorte y quitó la amenaza de una corrección en Wall Street. Fueron dos resultados al precio de uno. Gracias a la presunción de que Williams no hablaba solamente a título personal, sino que era un enviado de Powell.

G.G.: Correcto. El que calla, otorga. En este caso, el que calla, impone su visión a través de un tercero.

P.: Esa lectura, entiendo, sigue vigente. La baja de tasas, la tercera en línea, es el desenlace que se prevé de la reunión. Powell nos dijo que no nos confiemos, pero después, nos mandó decir que sí.

G.G.: Correcto. Les concedió a los halcones la posibilidad de hablar, que los escucharan con avidez e hicieran terapia de grupo. Pero después continuamos en la misma línea.

P.: ¿Está seguro que es así?

G.G.: No hay certezas. Y la decisión recién se toma a último minuto. Pero los futuros de tasa de fed funds creen que es 89% probable. Los mercados de apuestas lo estiran a 95%. Y si Powell estuviera en desacuerdo ya nos lo hubiera hecho saber. El banco central no promueve exabruptos los días de reunión.

P.: La novedad no es el debate en el seno de la Fed. Hay una discusión que explotó por afuera. No en la Bolsa que recuperó la vertical después de Williams y se detuvo a centímetros de los récords. Pero sí en el mercado de bonos.

G.G.: En el terreno que el secretario del Tesoro, Scott Bessent, se ocupa de cuidar y regar personalmente con mucho esmero. En su propia quinta.

P.: Así es. Las tasas largas trepan. Casi, casi un cuarto de punto desde el nivel que tenían cuando Williams proporcionó su palabra de aliento. Y no es porque desconfíen de la baja de tasas de la FED, ¿no?

G.G.: Se diría, al contrario, que sucede sabiendo que procederá.

P.: Es una sorpresa fuera de agenda. ¿Qué es lo qué pasa?

G.G.: ¿Sorpresa? Sí. ¿Primera vez que ocurre? No.

P.: ¿No?

G.G.: En la campaña presidencial, el año pasado, la Fed recortó sus tasas 100 puntos base y las tasas largas, las de diez años, treparon 120. Y lo hicieron de manera sistemática. Fueron tres rebajas en otras tantas reuniones, y cada una de ellas fue respondida por un aumento de las tasas largas.

P.: No es la primera vez que le ocurre a Powell. Pero sí es la primera vez que le pasa a Scott Bessent desde que maneja el Tesoro.

G.G.: Exacto. Ese es el punto.

P.: El máximo de las tasas largas este año se produjo en la semana previa a la asunción de Trump. Desde que Bessent quedó a cargo del Tesoro, las tasas largas cumplen la “orden” que dio Trump, un par de días después, de que debían “bajar de inmediato”. ¿Qué les pasa ahora? ¿Por qué la rebeldía? ¿Por qué no acompañan la relajación monetaria?

G.G.: ¿Y por qué no lo hacen ahora que la Fed canceló el QT? O sea, ahora que dejó de vender bonos largos para achicar su balance.

P.: Tiene más razón todavía. ¿Por qué cree usted?

G.G.: Por la misma razón que explicó la rebeldía durante 2024. Por falta de credibilidad. Hay un déficit ahí.

P.: ¿Dudan de la Fed? ¿Del buen tino de la política monetaria? ¿O de la pérdida de su independencia? ¿De ambos? ¿Podría verse obligada la FEeda cambiar su decisión para evitarlo?

G.G.: Ni bien Williams habló, y señaló la intención de bajar las tasas cortas, las tasas largas se movieron en la misma dirección. No dudan de la política monetaria per se, cómo sí fue el caso durante la campaña presidencial y en la vigilia previa a la asunción de Trump. La baja de tasas se anticipó y se absorbió en paz. Que Trump dijese que ya tenía un candidato in pectore, la posterior cancelación de todas las entrevistas que había en agenda, y la declaración de que Kevin Hassett, el titular del Consejo Económico Nacional, era una excelente designación para esa función es lo que gatilló esta reacción. La idea de hacerlo público antes del mitin de la Fed se canceló, me imagino, que a instancias de Bessent. Pero el mercado de bonos expresa su opinión en desacuerdo, de una manera firme que se hace escuchar.

P.: El problema no es la Fed sino la conducción que reemplace a Powell. Lo que no sucederá hasta después de mayo. ¿Por qué resuena tanto ahora?

G.G.: Porque la Administración avisó que haría el anuncio. Hasta fines de noviembre Hassett era el candidato favorito pero el gobernador Chris Waller lo seguía muy de cerca, según el oráculo de los rumores, las versiones en off y las apuestas. En diciembre, Hassett se cortó solo al frente. No hay dudas de que Trump prefiere alguien así. Pero los bonos recuerdan la otra cara de la moneda. Se puede poner un títere al frente de la FED, y quizás consiga bajar las tasas cortas como quiere Trump, pero si las tasas largas se espantan, el remedio será peor que la enfermedad. Esto es solo un botón de muestra. Y, como usted dijo, faltan seis meses para el recambio. Es un soberano mensaje a distancia. Muy a tiempo para reaccionar.

P.: ¿Cómo cree que afectará a la decisión que debe tomar (hoy) la Fed?

G.G.: Si usted es el timonel que van a reemplazar, y parte de la tripulación correrá el mismo destino, debe separar la paja del trigo. Tiene que explicar muy bien qué es lo que se hace y por qué, y los pasos qué siguen según su leal saber y entender. Pero los resultados ya no dependen solo de lo que usted haga sino de lo que decida la Administración. Ya vimos esto, en pequeña medida, cuando el gobernador Michael Barr renunció a la función de liderar la supervisión bancaria para que la asuma la gobernadora Michelle Bowman. La idea era promover una sucesión “profesional” y evitar una solución peor y más traumática.

P.: Eso ocurrió en febrero.

G.G.: La renuncia fue el 5 de enero, 15 días antes que Trump regresara a la Casa Blanca. Bowman sí se hizo cargo el 28 de febrero. El símil acá sería facilitar el ascenso del gobernador Waller, una salida que permitiría acomodar las tensiones en disputa sin producir daño colateral.

P.: La suba de las tasas largas es el daño colateral evidente.

G.G.: El daño colateral comenzará por ahí, pero dónde acaba no se sabe a priori. Sin embargo, hoy se lo percibe a Waller al frente de la Fed con menos chances que al propio secretario Bessent. Por supuesto, la realidad es dinámica. Con las tasas largas en franco ascenso, digamos con la tasa de 30 años acercándose a 5%, eso va a cambiar.

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