Se aproxima la próxima reunión de la Fed. ¿La baja de tasas es un hecho, Gekko? ¿Cuán decisiva será la información sobre el mercado de trabajo? ¿Cuánto incide la presión política que Trump ejerce sin dar respiro?
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Gordon Gekko, un veterano de mil batallas en Wall Street, sostiene que mientras Powell permanezca al timón, habrá una Reserva Federal independiente.
P.: ¿En el nivel? ¿En la aceleración?
G.G.: En la combinación de ambos. La tasa de desempleo en el segmento que va de 16 años a 24 saltó de 9% en enero a 10% en julio. La tasa general apenas subió dos décimas a 4,2%. Lo que se frenó muchos son los primeros contratos de trabajo. Ahí existe otro motivo genuino de inquietud.
P.: ¿Y justifican una baja de tasas?
G.G.: No lo han hecho todavía. Aunque en la última reunión de la Fed hubo dos voces – de un total de once – que querían un recorte a modo de seguro contra un posible agravamiento de estas señales incipientes.
P.: Entiendo que lo más fuerte vino después de la reunión. Se esperaban más de 100.000 empleos nuevos en julio y fueron solo 73.000. Y se evaporaron 250.000 posiciones que habían sido equivocadamente informadas en mayo y junio.
G.G.: Así fue. El viernes conoceremos la medición de agosto. Y también sabremos si hay nuevas revisiones a la baja.
P.: ¿Qué números se esperan?
G.G.: Una creación neta de 75.000 puestos. Con una leve suba de la tasa de desempleo a 4,3%. En Jackson Hole, Jay Powell admitió que estamos ante un equilibrio “curioso” del mercado laboral por la influencia de la política inmigratoria de Trump. Cae la demanda de trabajo, pero también cae la oferta de mano de obra extranjera. Por eso Powell pondera el rol de la tasa de desempleo como el indicador relevante. Y tiene razón. Pero, Chris Waller y Michelle Bowman, los dos disidentes, señalan que no hay que dejar de lado la dinámica propia de la demanda laboral porque esa debilidad va más allá del mero mercado de trabajo – es un indicio de fragilidad en distintos renglones de la actividad económica – y ello puede ameritar tomar cartas tempranas en el asunto.
P.: ¿Usted qué piensa?
G.G.: Que todo signo de debilidad, aunque sea parcial, va a llevar a la Fed a unirse detrás de un recorte de un cuarto de punto. Con particular énfasis en su carácter individual, puntual. Con la inflación también en alza, y una Fed descalzada, no hay espacio para sugerir una seguidilla de otras bajas de tasas. En ese sentido, el martes 9 se difundirá la revisión anual de las estimaciones de empleo. Y creo que si se verifica lo que se espera – una reducción de entre medio millón y un millón de puestos de trabajo con respecto a lo previamente informado –será el empujón para definir el recorte.
P.: Este jueves, el Senado le concederá audiencia a Stephen Miran para examinar sus credenciales para ocupar un asiento en la Junta de Gobernadores de la Fed. Tuvo que renunciar la gobernadora Kugler antes de que venciera su mandato para que se abriera esta posibilidad. ¿Cree que el Senado aprobará su pliego?
G.G.: Me sorprendería mucho que no.
P.: ¿Y estará listo Miran para votar el 17?
G.G.: Es lo que acaba de decir el secretario del Tesoro, Scott Bessent, que es quien comanda la operación.
P.: Trump pone un pie en la Fed con un funcionario suyo. Y ya tenía a los dos disidentes – ambos designados por él – abogando por una baja de tasas. ¿Sacará del juego a la gobernadora Cook? ¿Será que impone así su voluntad?
G.G.: Él también designó a Powell al frente de la Fed. No se olvide. Waller y Bowman están a favor de un banco central independiente. Que ahora favorezcan una baja de tasas no es por mera alineación política, aunque les interese reemplazar a Powell (como a Powell le interesó sustituir a Yellen). Stephen Miran, sí, es sapo de otro pozo. Un economista militante. Que el año pasado escribió una propuesta detallada para que la Junta de Gobernadores de la FED dependa del Ejecutivo. Esa es la duda de fondo que uno puede tener sobre la aprobación del Senado. Y, finalmente, la gobernadora Cook es muy probable que permanezca en funciones con un amparo de la Justicia. Y, a juzgar por sus declaraciones de tiempo atrás, debería ser partidaria también de la baja de tasas. Así que no cometería el error de pensar que si se produce es por la coerción de Trump.
P.: No todo está perdido, entonces. Me refiero a la independencia de la Fed, aunque las voces que se quejan vienen más bien de lejos. El nuevo titular del Banco de Basilea. Y Christine Lagarde, del BCE. En EEUU no se observa mucha indignación.
G.G.: Los bonos no dan muestras de perturbación. Eso es lo más sorprendente. No obstante, mientras Powell permanezca al timón, creo que tendremos un banco central independiente. Pero su mandato termina en mayo.
P.: ¿Y ahí termina también la independencia?
G.G.: Si el gobernador Waller es el elegido, yo creo que la independencia continuará. Lo que veo difícil va a ser mantener la credibilidad. Tendrá que hacer mucho mérito para preservarla en el nivel al que nos hemos acostumbrado. Y si los bonos recuperan la memoria, y replican, por ejemplo, la sensibilidad que vemos hoy en Europa, donde las tasas más largas están subiendo a pesar de los recortes de las tasas cortas, ahí es dónde tendremos un verdadero dolor de cabeza. Y una Fed remozada deberá mostrar su talento.




