Mientras el resultado electoral y el shock de expectativas presionan el dólar a la baja, otros elementos estructurales generan el efecto contrario.
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La oferta y la demanda de dólares, una puja difícil de predecir para noviembre.
El efecto de las bandas sobre la acumulación de reservas: ¿es hora de un retoque?
Para Joaquín Waldman, economista e investigador del CONICET, con el esquema cambiario vigente son mayores las probabilidades de perder reservas que de comprar, ya que el precio de la divisa no logra alejarse demasiado del techo de la banda, aun con la sorpresa positiva de la última elección. En ese sentido, soslayó que el equipo económico debería realizar un ajuste en el piso y en el techo de las bandas. «No veo mal que haya un esquema de bandas, pero tal como está ahora se queda un poco corto en la valuación» profundizó.
En un informe elaborado para el Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), el economista hizo énfasis en que la compra de reservas es fundamental para evitar una nueva apreciación cambiaria, y así un mayor deterioro de la cuenta corriente, en un contexto en el cual Argentina todavía no tiene acceso al mercado internacional de la deuda, por lo cual los dólares que necesita difícilmente salgan de la cuenta financiera (los organismos internacionales ya parecieran haber aportado lo que tenían que aportar).
Por su parte, el director de la consultora EcoGO, Sebastián Menescaldi, entiende que el actual nivel del tipo de cambio real es competitivo, aunque también señaló que puede no ser compatible con la acumulación de reservas que necesita tener el Gobierno mientras no consiga regresar a los mercados de capitales. «Quizás debería ser un poco más alto«, acotó al respecto.
Abeceb remarcó que los dos pasos que debe seguir el Gobierno para afianzar la estabilidad conseguida con el triunfo en las legislativas son acumular reservas y mejorar las condiciones para refinanciar la deuda pública. En ese sentido, aseveró que el engrosamiento de reservas allana el camino para eliminar el cepo a empresas, mientras que «un tipo de cambio competitivo simplifica la tarea de abrir la economía sin presionar indebidamente sobre la actividad del sector transable y el empleo».
La escasez de dólares presiona al alza el precio del dólar
En paralelo, existe otro factor independiente de la política cambiaria que puede ayudar a evitar un atraso en el tipo de cambio, que es el de la oferta de divisas que se espera para noviembre. Sobre este tema, la consultora Analytica pronosticó en un informe que las probabilidades de apreciación en el corto plazo no son muchas, ya que «noviembre es históricamente el mes de menor liquidación del agro, mientras la demanda transaccional sigue firme».
Asimismo, Menescaldi subrayó que es factible que el dólar no baje tanto como se esperaba debido a la baja oferta estructural de divisas que va a haber este mes, como consecuencia de la decisión del Gobierno de adelantar la liquidación de exportaciones.
Con una mirada algo distinta a la de Analytica, Waldman remarcó que, «sin cepo, el tipo de cambio no se mueve por flujos de comercio» ya que «si subiera por falta de exportaciones, y no hubiera nada más que la estacionalidad detrás, algún jugador vendería hoy para recomprar poco después cuando salga la cosecha fina (lo cual traccionaría la cotización a la baja)».
Si bien reconoció que hoy no estamos frente a un escenario de libertad total en el acceso al dólar, dado que el cepo para empresas sigue vigente y que recientemente se restablecieron las «restricciones cruzadas», no considera que el factor estacional tenga mucha relevancia a la hora de analizar el mercado cambiario.
Con este panorama, mientras la coyuntura y el shock de expectativas presionan el dólar a la baja, existen factores estructurales que presionan en la dirección opuesta. Encontrar un valor de «equilibrio» entre la oferta y la demanda, y compatible con la acumulación de reservas, será una tarea difícil de afrontar para el equipo económico que conduce Luis Caputo.





