La relación comercial entre ambos países ingresa en una etapa de mayor apertura y coordinación, con impacto directo en el sector agropecuario.
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El agro espera conocer los detalles sobre el alcance del acuerdo.
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Qué contempla el marco comercial
El documento de la Casa Blanca incluye un apartado dedicado al acceso a los mercados agrícolas, con disposiciones que abren oportunidades para ambas partes. Argentina habilitará la importación de ganado bovino vivo y aves de corral estadounidenses, además de comprometerse a no restringir productos con denominaciones tradicionales de quesos y carnes.
En reciprocidad, EEUU mejorará las condiciones para la carne argentina, lo que podría traducirse en una ampliación del cupo de exportación con arancel preferencial. El propio presidente Milei había anticipado semanas atrás la posibilidad de elevar esa cuota a 80.000 toneladas anuales, un salto relevante para la industria cárnica nacional.
El texto también prevé la simplificación de procesos de registro para productos cárnicos, vísceras y lácteos, y la cooperación bilateral para eliminar barreras no arancelarias que obstaculizan el comercio de alimentos. Estos puntos podrían agilizar las exportaciones argentinas y reducir costos para la industria agroalimentaria.
Por otra parte, la reducción de barreras técnicas y la adopción de estándares internacionales podrían beneficiar a las empresas más tecnificadas, pero representar un desafío para productores medianos y pequeños. Además, el acuerdo requerirá coordinación con los compromisos del Mercosur, lo que podría abrir un debate sobre la flexibilidad del bloque para permitir acuerdos bilaterales.
Para Elizondo, las oportunidades son claras, pero también lo son los límites: “Hay muchas más oportunidades para nosotros en un mercado tan grande como el estadounidense que para ellos en un mercado pequeño como el nuestro”, afirmó. La clave, sostuvo, será cómo se reglamente el acuerdo y cómo se acompañe desde la política pública a los sectores productivos.
El respaldo institucional del agro argentino
Desde el sector agropecuario, las reacciones fueron mayoritariamente positivas, aunque marcadas por la prudencia. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) emitió un comunicado en el que su presidente, Ricardo Marra, valoró “toda iniciativa orientada a fortalecer la inserción internacional del país y a promover reglas claras y previsibles para el comercio y la inversión”.
Marra calificó el anuncio como “significativo, abarcando múltiples sectores productivos”, y adelantó que la entidad evaluará técnicamente el texto junto a los sectores que la integran una vez que se conozca la versión final. Además, reafirmó el compromiso de la Bolsa de “contribuir al debate público con evidencia, información técnica y una mirada estratégica que favorezca el desarrollo sostenible y competitivo de las cadenas agroindustriales y de la economía en su conjunto”.
En la misma línea, la Sociedad Rural Argentina (SRA), presidida por Nicolás Pino, celebró el anuncio. En la red social X, la entidad destacó el entendimiento entre la Argentina y EEUU, y remarcó que “desde hace tiempo venimos apoyando toda iniciativa que represente una mayor presencia de los productos locales en el mundo”. En este sentido, precisaron desde la entidad ruralista que “se aguardarán los detalles finales del acuerdo para determinar qué impacto tendrá en la cadena agroindustrial”.
Oportunidades y desafíos para el agro
El anuncio del acuerdo comercial abre un capítulo de expectativas para el agro. Las principales entidades del campo y los analistas coinciden en que se trata de un paso relevante hacia la reinserción internacional del país, aunque advierten que su verdadero alcance dependerá de los términos finales y de las políticas internas que acompañen su implementación.
Si el entendimiento se traduce en reglas claras, mayor previsibilidad y acceso efectivo a los mercados, el agro argentino podría ser uno de los grandes beneficiados.




