Según el Estudio Lucía, el implante subdérmico es uno de los métodos más elegidos por mujeres jóvenes: lo utiliza el 27% de las adolescentes de entre 15 y 19 años, y el 20% de las de entre 20 y 29.

En Argentina, más de la mitad de los embarazos no son planificados. El dato es alarmante, pero adquiere aún mayor gravedad cuando se focaliza en la población adolescente: el 13% de los nacimientos corresponden a mujeres menores de 20 años.
En este grupo etario, siete de cada diez embarazos no fueron buscados. Lejos de ser una decisión, muchas veces son consecuencia directa de la desigualdad, la falta de información y las barreras de acceso a la salud sexual y reproductiva.
Este fenómeno impacta de lleno en la vida de las jóvenes: incrementa los riesgos de salud -como partos prematuros o bajo peso al nacer-, dificulta la permanencia en la escuela y condiciona sus oportunidades económicas futuras.
Frente a este escenario, los métodos anticonceptivos de larga duración se consolidan como una herramienta clave. Son eficaces, seguros, y no requieren un uso diario. El más difundido en los últimos años es el implante subdérmico, conocido como «chip anticonceptivo».
Ahora, hay novedades importantes. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó una nueva versión del implante de dos varillas, desarrollada por la farmacéutica Bayer con foco en el sistema público de salud y especialmente pensada para reforzar las estrategias de prevención en adolescentes.
«La anticoncepción está directamente relacionada con la libertad de las mujeres. Este nuevo implante es una herramienta clave para los programas de planificación familiar y para reducir la tasa de embarazos adolescentes no intencionales», afirmó Philip Glaser, director de Bayer Pharmaceuticals para el Cono Sur.
El anuncio se realizó durante un panel en el Hospital Rivadavia de Buenos Aires, organizado junto con el CEDES y la Asociación Civil AMAdA. Allí, la socióloga e investigadora Silvina Ramos -coordinadora del Estudio Lucía- advirtió que, si bien el uso de métodos de larga duración está creciendo, su adopción sigue siendo baja en relación con su efectividad. «Son estrategias altamente eficaces, pero persisten barreras de acceso, desconocimiento y prejuicios que es necesario derribar con educación e información cercana», señaló.
Según el Estudio Lucía, el implante subdérmico es uno de los métodos más elegidos por mujeres jóvenes: lo utiliza el 27% de las adolescentes de entre 15 y 19 años, y el 20% de las de entre 20 y 29.
El desmantelamiento del Plan ENIA
En contraste con estos avances, el Gobierno nacional decidió cerrar el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA), una política pública implementada desde 2018 que había demostrado resultados contundentes: logró reducir en más del 50% la tasa de fecundidad adolescente en apenas cinco años.
El plan había comenzado en 2017 y se implementó al año siguiente, con presencia en 12 provincias. Su estrategia articulaba el trabajo territorial con la formación de profesionales y consejerías en escuelas y espacios comunitarios, facilitando el acceso directo de los adolescentes a información y asesoramiento confiable.
«El ENIA empleaba a más de 600 trabajadores y trabajadoras que hacían acompañamiento real en los territorios. Fue reconocido en toda América Latina por su enfoque integral y por su efectividad», recordó Silvina Ramos, quien fue su coordinadora técnica.
Consultada sobre los motivos del cierre, Ramos fue tajante: «La razón es la ignorancia. Pero probablemente también tenga que ver con algunos prejuicios del gobierno nacional, que fue mostrando cada vez más resistencias frente a la agenda de salud sexual, derechos reproductivos y género. Entre la motosierra y el prejuicio, desmantelaron el ENIA».
Desde su implementación, el plan no solo produjo evidencia sistemática sobre su impacto, sino que rindió cuentas públicas del uso de los recursos asignados. «Siempre informamos lo que se hacía, con qué presupuesto y con qué resultados», destacó la investigadora.

