Tenía 99 años y vivía en Villa Crespo desde 1947. Fue uno de los sobrevivientes del Holocausto judío.
Faivel fue capturado y enviado a distintos campos de concentración: Poniatov, Budzin, Mieletz, Wieliczka, Plaszow y Gros-Rosen.
En Plaszow (Cracovia) escuchó sobre un empresario alemán, Oskar Schindler, que trasladaba trabajadores judíos a su fábrica de municiones en Checoslovaquia. Gracias a esto, en 1944 fue incluido en la denominada «Lista de Schindler» y llegó a la fábrica en Brünnlitz. A sus 19 años, Faivel era el trabajador número 371.
Para 1945, el empresario Schindler había logrado, gracias a los sobornos que pagaba a los oficiales alemanes, que todos los empleados de su fábrica incluidos en su lista de trabajo no fuesen enviados a Auschwitz.
El 7 de mayo de 1945, Schindler anunció la rendición de Alemania y la liberación de los trabajadores. Faivel quedó libre, con solo algunas pertenencias. Llegó a Cracovia y luego a Roma, donde conoció a Hinda, su esposa. Juntos emigraron en barco hacia Argentina. Ingresaron desde Paraguay y desde 1947 se instalaron en el barrio de Villa Crespo, en la Ciudad de Buenos Aires.
Desde entonces, Feiwel se cambió el nombre por el de Francisco Wichter y mantuvo en silencio su traumática experiencia durante décadas.
Fue en 1993, con el estreno de la película «La lista de Schindler» de Steven Spielberg, cuando decidió compartir su historia con su hijo Enrique.
En una reunión en su hogar en Villa Crespo, Francisco le entregó a Enrique la novela «El arca de Schindler» de Thomas Keneally, con ciertos pasajes subrayados, señalando: «Estos fueron los lugares en los que estuve».
Esas vivencias Francisco Wichter las volcó luego en un libro al que tituló “Undécimo mandamiento”. Allí expresó: «Entrego a los demás mi memoria, quiero dejar, sobre todo a los que son jóvenes, un testimonio y el pedido ferviente de que cuando lo lean, tomen en sus manos la tarea de hacer un mundo mejor, donde hechos como éste no ocurran nunca más».





