El recorrido del metal amarillo no solo despierta avaricia sino también algunos miedos. ¿Qué hay detrás de semejante suba? Por eso ahora los analistas se plantean si es hora de mantener posiciones, o si es momento de darse vuelta, o mejor duplicar la apuesta.
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El oro hace surgir la bipolaridad de los analistas: hay quienes ven un final de ciclo y quienes apuestan a la tendencia.
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¿Le queda combustible al oro en el tanque?
La probable amenaza para las acciones es aguda, dadas las elevadas valoraciones, las proyecciones de ganancias idealistas, la alta concentración del mercado, el posicionamiento extendido y las señales de alerta técnicas. En ese contexto, el oro luce como un adecuado diversificador a largo plazo y una buena cobertura a corto plazo contra las caídas de las acciones, sin embargo, dado que el oro no es una cobertura contractual, no se garantiza un buen rendimiento durante las correcciones de las acciones. Además, existe la preocupación de que el oro no responda tan fácilmente a una caída de las acciones, principalmente porque parece sobrecomprado, y desde una perspectiva táctica, el metal podría tener dificultades para encontrar compradores marginales en este escenario, incluso si el posicionamiento estratégico a largo plazo sigue siendo débil. Dicho esto, ¿le queda combustible al oro en el tanque?
¿Qué se ve detrás del boom del oro?
¿Qué es lo que ve Lachman detrás del boom del oro? Para él, una de las principales razones del alza del precio del oro es el temor a que EEUU intente liberarse de su enorme deuda pública licuándola vía inflación. Opina que este temor parece estar bien fundado ya que la Ley de Recortes Fiscales de Trump, ya promulgada, ha llevado las finanzas públicas del país por una senda claramente insostenible. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, dicha ley mantendrá el déficit presupuestario por encima del 6,5% hasta donde alcanza la vista, lo que provocará que la deuda pública aumente hasta alcanzar un 128% del PBI, similar al de Grecia, para 2034. Pero otra razón por la que muchos creen ahora que la actual administración intentará reducir la deuda pública mediante la inflación son los continuos ataques de Trump a la independencia de la Fed: en un momento en que la inflación se mantiene por encima del objetivo del 2% de la Fed y se espera que los aranceles a las importaciones de Trump aumenten la inflación, el líder republicano está ejerciendo una presión considerable sobre el presidente de la Fed, Jerome Powell, para que reduzca las tasas de interés entre dos y tres puntos porcentuales, y también está haciendo todo lo posible para llenar la Junta de la Fed con pacifistas en política monetaria y nombrar un sustituto para Powell que cumpla sus órdenes para reducir drásticamente las tasas de interés.
También considera que la tendencia actual de los bancos centrales a alejarse del dólar y acercarse al oro en sus reservas es otro factor que juega en este ajedrez. Lachman explica que así parece estar haciéndolo debido a su creciente desconfianza en EEUU como socio financiero confiable, ya que, en los últimos años, EEUU ha utilizado el dólar como arma en su conflicto con países como Irán y Rusia, lo que genera temores de que esta práctica pueda ser utilizada contra otros países. De igual manera, cree que los bancos centrales parecen estar inquietos por la imposición arbitraria de aranceles punitivos por parte de Trump tanto a aliados como a enemigos, así como por su aparente desprecio por el Estado de derecho.
Claro que también señaló que el oro no es el único activo financiero que hace sonar la alarma de que la política económica de EEUU puede estar “fuera de control”, ya que desde principios de año, el dólar ha perdido alrededor de un 10% de su valor cuando se esperaba que se viera impulsado por los aranceles de importación más altos en un siglo y por la ampliación del diferencial de tasas de interés a corto plazo a favor de EEUU. Lo mismo ocurre con el mercado de bonos que parece haber perdido su estatus de refugio seguro, dado que los inversores ya no parecen acudir en masa al mercado del Tesoro estadounidense en momentos de turbulencia.
Como solía decir un viejo conocido de Argentina, el economista del MIT, Rudi Dornbusch, las crisis financieras tardan mucho más en ocurrir de lo que se creía posible, sin embargo, cuando ocurren, lo hacen a una velocidad mucho mayor de lo que se hubiera previsto. Lachman sostiene que con las claras señales tempranas de que los inversores están perdiendo la confianza en la economía estadounidense provenientes de los mercados del oro y del dólar, la administración Trump haría bien en reconsiderar su enfoque económico.



