Por El Moncho de Sáenz Peña.
Luego de perder las elecciones, de la mano de Leandro Zdero, en 2023, Jorge Capitanich dijo a quien quisiera oír que saldría a buscar empleo porque luego del 10 de diciembre de ese año se transformó en un desocupado más.
La verdad es que el hombre supo sembrar buenas amistades, no en el Chaco, más bien cerca de donde tiene sus principales propiedades, en Puerto Madero, en la Ciudad de Buenos Aires.
Es que el exgobernador, luego de ser derrotado en las elecciones provinciales, y acuciado por las denuncias no sólo hacia su gestión sino a sus socios políticos, hoy muchos de ellos encarcelados, tomó el primer bondi y se disparó para Buenos Aires. ¿Y qué pasó? Apareció el amigo Axel con un nada despreciable trabajito en el Banco Provincia de Buenos Aires. ¿Es verdad?, preguntaban los incrédulos, pareciera que sí, respondían otros.
El de la gestión multi denunciada, el de los socios corruptos y denunciados por violaciones, lavado de dinero, hasta incluso de cómplices en asesinatos y desaparición de personas, se transformó en un exitoso funcionario del inefable Axel, rey kirchnerista de la Provincia más grande, con más pobreza y la de la anarquía gobernante más grande del país.
Entonces, charla de por medio, algunos frustrados por no acceder a las mismas posibilidades laborales del Coqui de Chaco, se preguntaban ¿Cómo habría hecho Coqui si en lugar de buscar las mieles de cargos alejados de su Patria chica, hubiera creado un emprendimiento en el interior del Chaco?
Es contrafáctico, decían algunos, otros, carcajadas de por medio, negaban de plano esa posibilidad porque afirmaban que «la última vez que Coqui transpiró la camiseta debe haber sido en un partidito de fútbol o fingiendo juntar la basura cuando era intendente».
Claro, pero es mejor para él, hacerse la «vístima» y salir a despotricar sobre la emergencia energética con frases descalificadoras para el actual gobierno, para lo legisladores incluso para quienes hasta hace poco eran parte de su esquema de gobierno y hoy se dan cuenta de dos cosas: Por un lado que no era todo lo que parecía el verborrágico en materia de gestión. Por el otro, que hay que dejar gobernar como hicieron con él y prefirió gobernar para sus amigotes piqueteros, a los que hizo millonarios.
En fin, no hay mucho más para decir. Sólo podemos tener fe en que algunos reflexionarán y podrán su voto de confianza en quienes hoy nos gobiernan para hacer las cosas bien y podamos tener energía, un verano en paz y que todos los emprendedores, que dan laburo en el interior provincial, puedan trabajar, algo que quizás, quienes están hoy a miles de kilómetros ni piensan hacerlo, a pesar de haber fingido desocupación.